EL DÍA DE LA MUJER
Atte. La Mujer Invisible
Zoé T. Vizcaíno, fotógrafa
La luz ese día sobre la estatua
Impresión digital
8 x 10
Fotografía de Zoé T. Vizcaíno
www.oneimagediary.blogspot.com
--crg
Friday, March 31, 2006
Wednesday, March 29, 2006
NO LO OLVIDÉIS PRIMI, ESTA ES LA MADONNA 2006
Atte. La Mujer Invisible
Elo Vega, artista visual
Madonna 2006
Impresión digital
8 x 10
Fotografía de Elo Vega
--crg
Atte. La Mujer Invisible
Elo Vega, artista visual
Madonna 2006
Impresión digital
8 x 10
Fotografía de Elo Vega
--crg
Tuesday, March 28, 2006
CUENTO HASTA DIEZ PARA VER SI ASÍ ME VES...
Atte. La Mujer Invisible
Giannina Reyes Giardiello, poeta
Milwaukee Art Museum, marzo 2006
Impresión digital
8x10
Autor Insalvable
www.batiscafos.blogspot.com
--crg
Atte. La Mujer Invisible
Giannina Reyes Giardiello, poeta
Milwaukee Art Museum, marzo 2006
Impresión digital
8x10
Autor Insalvable
www.batiscafos.blogspot.com
--crg
ROMPER EL HIELO: NOVÍSIMAS ESCRITURAS AL PIE DE UN VOLCÁN
(Toluca: Bonobos-ITESM-Campus Toluca, 2006).
La primerísima presentación del primerísimo libro del taller Escrituras Colindantes del ITESM-Campus Toluca se llevará a cabo mañana miércoles, a las 6:00 pm, en los patios que separan-unen a los edificios Aulas II y Aulas III. Habrá antologados, bocadillos, nubes altas.
DEL PRÓLOGO:
PALABRAS PARA EMPEZAR A ROMPER EL HIELO
Cristina Rivera Garza
Romper el hielo es una forma de aproximarse. Romper el hielo es otra manera de decir “el inicio”. Romper el hielo es violentarse, abrirse, soltarse. Romper el hielo, en un valle regido por un volcán nevado, es una declaración objetiva de los hechos.
Un taller literario puede ser muchas cosas—un foro de discusión, una interlocución permanente, un lugar de concentrada lectura, un refugio del mundo exterior, el sitio perfecto para el ejercicio de la crítica, una familia ficticia, otro plano de la realidad, un espacio en el que se entrecruzan deseos de la más variada índole. El taller Escrituras Colindantes del ITESM-Campus Toluca ha sido eso y más en su corta historia. Las novísimas escrituras que componen este libro son resultado de la siempre interesante práctica que es la lectura colectiva—cuidadosa, inmisericorde, puntual—y de esa otra usanza, acaso en peligro de extinción, que es la crítica rigurosa y fraternal, informada y abierta al diálogo. Por eso este libro es, como todo libro que contenga piezas de escrituras diversas, apenas un atisbo de las múltiples experiencias con las que se ha hecho y se está haciendo la historia cotidiana de un taller que, además, está ubicado en un valle desde donde siempre se puede avistar un volcán.
Este libro es, además, y por supuesto, una apuesta. Quisiera poder decir que la selección de textos aquí presentada es mía pero, en sentido estricto, este libro es una apuesta de todos los talleristas que, lunes a lunes, vertieron comentarios, escribieron notas críticas en los márgenes de los manuscritos más diversos, o se quedaron a la hora de la salida para seguir platicando de lo mismo. Ese filtro común, esa lente comunitaria, tuvo mucho que ver con que se congreguen aquí las cuidadas narraciones fragmentarias de Susana Bautista—una de las comentaristas más activas de nuestras sesiones semanales—y las crónicas urbanas—agudas, amenas, intrigantes—con las que Brenda Peralta nos descubre aspectos olvidados de una ciudad que, además de ser nuestra, es industrial y, de otra manera, estereotípicamente anodina. Aquí se encuentran también los primeros textos de Rebeca Martínez, una narradora nata cuyo manejo de la prosa puede transformar un pequeño incidente—me atrevería a decir que cualquier pequeño incidente—en un momento de suspenso a la vez sutil e insoportable. Además de participar en la creación de escriturascolindantes.blogspot.com, la bitácora electrónica colectiva del taller, José Antonio Porcayo, Abraham Morales Moreno y Nadlleli Bastida ofrecen aquí sus primeras intervenciones textuales en papel. Del primero, van aquí narraciones en las que la violencia, ya contenida o ya explícita, juega un papel fundamental. Una prosa delirante que bordea, y provoca, los límites entre la prosa y la poesía, caracteriza el ejercicio escritural del segundo. Tanto en las crónicas taurinas, que llevan por título La Toricantana, como en las líneas versales de la tercera, el lenguaje se mueve con la precisión y la elegancia de una mordaz estocada. Tan joven como Abraham Morales Moreno, quién también llegó al taller como recién egresado de la preparatoria, Carlos Zermeño nos sorprendió desde un inicio por el hálito experimental de sus relatos—textos que no solamente exploran instancias de violencia cotidiana sino que, además, la encarnan, y esto sin concesiones, tanto en su estructura como en los ritmos de sus lenguajes. Acaso la más joven, y en este caso la más sucinta, de las autoras sea Montserrat Reyes Orraca, quien elaboró una minificción reuniendo, de manera insólita e inquietante, líneas que había desechado de otros textos. Efrén Chávez Cruz, que ya antes había publicado poesía, nos entrega una narración donde el erotismo y la nostalgia funcionan en contubernio con el humor. El erotismo, además de su interés por las estrategias textuales de cierta poesía concreta, constituyen los puntos nodales de los poemas de Rafael Chávez Lucio—construcciones contemporáneas que, sin rubor, descubren las manías del cuerpo y la tecnología. La carcajada, que me atrevería a calificar de bajtiniana por su afán crítico y dialógico, la produce el texto de Javier Dubouix, quien llegó al (y desapareció del) taller como el errante uruguayo que es. Y algo igualmente sonoro logra Laura Zúñiga en una entrega que le valió el segundo lugar en el I Concurso de Cuento “Locura, Muerte, Enfermedad”, organizado por la Biblioteca Eugenio Garza Sada del ITESM-Campus Toluca en el 2004. Tal como Susana Bautista, Paola Abán juega, sin recato, con las estructuras fragmentarias del texto, produciendo mundos ambivalentes y complejos que retan la linealidad del relato, de la vida misma y, por supuesto, de la lectura.
Decir “romper el hielo” en relación a estas escrituras es otra manera de referirse a la vocación lúdica y colindante de los textos—cuentos que parecen servirse de líneas versales, versos que parecen tener la vocación de la prosa, poemas que parecen contar una anécdota, relatos que parecen obedecer a los ritmos sincopados de un asalto. No creo que este tipo de anhelos, que este tipo de riesgos, sea casual. Estrechamente ligadas a la materia que los produce—un mundo en ebullición signado por una violencia, ya física o ya espiritual o ya tecnológica, que nos enuncia entrecortadamente, repetitivamente, obsesivamente—estas exploraciones formales intentan, como lo deseaba la experimentalista norteamericana Gertrude Stein de todo texto, encarnar en la escritura las velocidades y texturas del mundo contemporáneo. Llama la atención que, para ello, estos jóvenes autores no recurran a un rechazo rígido de las múltiples tradiciones literarias que los anteceden, sino que opten—con la ligereza y el arrojo del recién iniciado—por una interacción dinámica y crítica con las tradiciones de las que parten para producir, eventualmente, sus caminos propios.
Mención aparte merecen los textos de Sylvia Aguilar Zéleny, Amelia Suárez y Alberto Chimal porque, a pesar de que no formaron parte presencial del taller de Escrituras Colindantes, sí forman parte del taller de Escrituras Colindantes. Sylvia Aguilar, escritora no sólo de vasta experiencia sino también de una deliciosa vena ligera y derivativa, obtuvo, con Gatos, el primer lugar del Primer Concurso de Cuento “Locura, Enfermedad, Muerte”. Y todo esto desde Hermosillo, Sonora. Ex-alumnos del ITESM-Campus Toluca y escritores con bibliografía y propuesta propia, la poeta Amelia Suárez y el narrador Alberto Chimal hacen que las palabras “estar de plácemes” tengan un significado a la vez peculiar y entrañable. Mientras leía los textos que generosamente ofrecieron para formar parte de este hielo que se rompe, no dejé de preguntarme si será cierto aquello de que todo regresa, finalmente, al volcán del que parte.
Por ya más de tres años, los integrantes del taller no sólo nos hemos reunido cada lunes por la tarde llueva, truene o relampaguee (y, en las Tierras Altas, esto es más que un decir), sino que también hemos entablado diálogos muy cercanos con los autores mexicanos que nos han visitado gracias a la Serie de Escritores que organiza la Cátedra de Humanidades del ITESM-Campus Toluca. Con una rica dinámica interior y una constante estimulación del exterior, los talleristas que así lo han elegido se han ido convirtiendo poco a poco en escritores—seres comunes y corrientes, como se dice, que han hecho de la aguda observación del mundo una misión y de la exploración del lenguaje una práctica cotidiana; seres, sobre todo, que se cuestionan y, cuestionándose, cuestionan a su entorno; hombres y mujeres que, con sus palabras, rompen el hielo, en todos los sentidos del término, aquí y ahora, frente a nuestros ojos.
Es preciso mencionar, con agradecimiento y aprecio, que este libro no habría sido posible sin el espacio, tanto a nivel físico como simbólico, en que se lleva a cabo todavía el taller de los lunes—un salón, equipado con tecnología de primer orden, del ITESM-Campus Toluca. El apoyo incondicional y entusiasta de Luis Palacios, director de carrera de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación, nos ha asegurado un flujo constante de conversos. El cuidadoso trabajo de recolección y edición de José Antonio Porcayo, asistente estrella, hizo posible todo lo demás.
--crg
(Toluca: Bonobos-ITESM-Campus Toluca, 2006).
La primerísima presentación del primerísimo libro del taller Escrituras Colindantes del ITESM-Campus Toluca se llevará a cabo mañana miércoles, a las 6:00 pm, en los patios que separan-unen a los edificios Aulas II y Aulas III. Habrá antologados, bocadillos, nubes altas.
DEL PRÓLOGO:
PALABRAS PARA EMPEZAR A ROMPER EL HIELO
Cristina Rivera Garza
Romper el hielo es una forma de aproximarse. Romper el hielo es otra manera de decir “el inicio”. Romper el hielo es violentarse, abrirse, soltarse. Romper el hielo, en un valle regido por un volcán nevado, es una declaración objetiva de los hechos.
Un taller literario puede ser muchas cosas—un foro de discusión, una interlocución permanente, un lugar de concentrada lectura, un refugio del mundo exterior, el sitio perfecto para el ejercicio de la crítica, una familia ficticia, otro plano de la realidad, un espacio en el que se entrecruzan deseos de la más variada índole. El taller Escrituras Colindantes del ITESM-Campus Toluca ha sido eso y más en su corta historia. Las novísimas escrituras que componen este libro son resultado de la siempre interesante práctica que es la lectura colectiva—cuidadosa, inmisericorde, puntual—y de esa otra usanza, acaso en peligro de extinción, que es la crítica rigurosa y fraternal, informada y abierta al diálogo. Por eso este libro es, como todo libro que contenga piezas de escrituras diversas, apenas un atisbo de las múltiples experiencias con las que se ha hecho y se está haciendo la historia cotidiana de un taller que, además, está ubicado en un valle desde donde siempre se puede avistar un volcán.
Este libro es, además, y por supuesto, una apuesta. Quisiera poder decir que la selección de textos aquí presentada es mía pero, en sentido estricto, este libro es una apuesta de todos los talleristas que, lunes a lunes, vertieron comentarios, escribieron notas críticas en los márgenes de los manuscritos más diversos, o se quedaron a la hora de la salida para seguir platicando de lo mismo. Ese filtro común, esa lente comunitaria, tuvo mucho que ver con que se congreguen aquí las cuidadas narraciones fragmentarias de Susana Bautista—una de las comentaristas más activas de nuestras sesiones semanales—y las crónicas urbanas—agudas, amenas, intrigantes—con las que Brenda Peralta nos descubre aspectos olvidados de una ciudad que, además de ser nuestra, es industrial y, de otra manera, estereotípicamente anodina. Aquí se encuentran también los primeros textos de Rebeca Martínez, una narradora nata cuyo manejo de la prosa puede transformar un pequeño incidente—me atrevería a decir que cualquier pequeño incidente—en un momento de suspenso a la vez sutil e insoportable. Además de participar en la creación de escriturascolindantes.blogspot.com, la bitácora electrónica colectiva del taller, José Antonio Porcayo, Abraham Morales Moreno y Nadlleli Bastida ofrecen aquí sus primeras intervenciones textuales en papel. Del primero, van aquí narraciones en las que la violencia, ya contenida o ya explícita, juega un papel fundamental. Una prosa delirante que bordea, y provoca, los límites entre la prosa y la poesía, caracteriza el ejercicio escritural del segundo. Tanto en las crónicas taurinas, que llevan por título La Toricantana, como en las líneas versales de la tercera, el lenguaje se mueve con la precisión y la elegancia de una mordaz estocada. Tan joven como Abraham Morales Moreno, quién también llegó al taller como recién egresado de la preparatoria, Carlos Zermeño nos sorprendió desde un inicio por el hálito experimental de sus relatos—textos que no solamente exploran instancias de violencia cotidiana sino que, además, la encarnan, y esto sin concesiones, tanto en su estructura como en los ritmos de sus lenguajes. Acaso la más joven, y en este caso la más sucinta, de las autoras sea Montserrat Reyes Orraca, quien elaboró una minificción reuniendo, de manera insólita e inquietante, líneas que había desechado de otros textos. Efrén Chávez Cruz, que ya antes había publicado poesía, nos entrega una narración donde el erotismo y la nostalgia funcionan en contubernio con el humor. El erotismo, además de su interés por las estrategias textuales de cierta poesía concreta, constituyen los puntos nodales de los poemas de Rafael Chávez Lucio—construcciones contemporáneas que, sin rubor, descubren las manías del cuerpo y la tecnología. La carcajada, que me atrevería a calificar de bajtiniana por su afán crítico y dialógico, la produce el texto de Javier Dubouix, quien llegó al (y desapareció del) taller como el errante uruguayo que es. Y algo igualmente sonoro logra Laura Zúñiga en una entrega que le valió el segundo lugar en el I Concurso de Cuento “Locura, Muerte, Enfermedad”, organizado por la Biblioteca Eugenio Garza Sada del ITESM-Campus Toluca en el 2004. Tal como Susana Bautista, Paola Abán juega, sin recato, con las estructuras fragmentarias del texto, produciendo mundos ambivalentes y complejos que retan la linealidad del relato, de la vida misma y, por supuesto, de la lectura.
Decir “romper el hielo” en relación a estas escrituras es otra manera de referirse a la vocación lúdica y colindante de los textos—cuentos que parecen servirse de líneas versales, versos que parecen tener la vocación de la prosa, poemas que parecen contar una anécdota, relatos que parecen obedecer a los ritmos sincopados de un asalto. No creo que este tipo de anhelos, que este tipo de riesgos, sea casual. Estrechamente ligadas a la materia que los produce—un mundo en ebullición signado por una violencia, ya física o ya espiritual o ya tecnológica, que nos enuncia entrecortadamente, repetitivamente, obsesivamente—estas exploraciones formales intentan, como lo deseaba la experimentalista norteamericana Gertrude Stein de todo texto, encarnar en la escritura las velocidades y texturas del mundo contemporáneo. Llama la atención que, para ello, estos jóvenes autores no recurran a un rechazo rígido de las múltiples tradiciones literarias que los anteceden, sino que opten—con la ligereza y el arrojo del recién iniciado—por una interacción dinámica y crítica con las tradiciones de las que parten para producir, eventualmente, sus caminos propios.
Mención aparte merecen los textos de Sylvia Aguilar Zéleny, Amelia Suárez y Alberto Chimal porque, a pesar de que no formaron parte presencial del taller de Escrituras Colindantes, sí forman parte del taller de Escrituras Colindantes. Sylvia Aguilar, escritora no sólo de vasta experiencia sino también de una deliciosa vena ligera y derivativa, obtuvo, con Gatos, el primer lugar del Primer Concurso de Cuento “Locura, Enfermedad, Muerte”. Y todo esto desde Hermosillo, Sonora. Ex-alumnos del ITESM-Campus Toluca y escritores con bibliografía y propuesta propia, la poeta Amelia Suárez y el narrador Alberto Chimal hacen que las palabras “estar de plácemes” tengan un significado a la vez peculiar y entrañable. Mientras leía los textos que generosamente ofrecieron para formar parte de este hielo que se rompe, no dejé de preguntarme si será cierto aquello de que todo regresa, finalmente, al volcán del que parte.
Por ya más de tres años, los integrantes del taller no sólo nos hemos reunido cada lunes por la tarde llueva, truene o relampaguee (y, en las Tierras Altas, esto es más que un decir), sino que también hemos entablado diálogos muy cercanos con los autores mexicanos que nos han visitado gracias a la Serie de Escritores que organiza la Cátedra de Humanidades del ITESM-Campus Toluca. Con una rica dinámica interior y una constante estimulación del exterior, los talleristas que así lo han elegido se han ido convirtiendo poco a poco en escritores—seres comunes y corrientes, como se dice, que han hecho de la aguda observación del mundo una misión y de la exploración del lenguaje una práctica cotidiana; seres, sobre todo, que se cuestionan y, cuestionándose, cuestionan a su entorno; hombres y mujeres que, con sus palabras, rompen el hielo, en todos los sentidos del término, aquí y ahora, frente a nuestros ojos.
Es preciso mencionar, con agradecimiento y aprecio, que este libro no habría sido posible sin el espacio, tanto a nivel físico como simbólico, en que se lleva a cabo todavía el taller de los lunes—un salón, equipado con tecnología de primer orden, del ITESM-Campus Toluca. El apoyo incondicional y entusiasta de Luis Palacios, director de carrera de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación, nos ha asegurado un flujo constante de conversos. El cuidadoso trabajo de recolección y edición de José Antonio Porcayo, asistente estrella, hizo posible todo lo demás.
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Monday, March 27, 2006
NO ME HALLO
Atte. La Mujer Invisible Chiapaneca
Nadia Villafuerte, escritora
No me hallo: no me siento a gusto: no me acostumbro.
Impresión digital
8 x 10 cm
Fotografía de La Mujer Invisible Chiapaneca
Dice, por cierto, Nadia Villafuerte desde su natal Chiapas: Decimos: "No me hallo" para referirnos a cierto estado de descontento: "No me hallo" como decir "No me siento a gusto", "No me acostumbro". Pero la frase también alude a la invisibilidad femenina: es común que las indígenas tzotziles o tzeltales digan: "No me hallo" cuando migran a la Ciudad de México o a cualquier urbe para trabajar: se refieren a que "No se hallan" porque "No se acostumbran" a su nueva vida, pero también a que "No se hallan" porque pareciera que no existen ante los demás. Ignoro si la frase sea utilizada en otras regiones pero, de cualquier manera, "No me hallo" es prueba fehaciente de la invisibilidad. Mi nombre es Nadia Villafuerte y soy escritora.
--crg
Atte. La Mujer Invisible Chiapaneca
Nadia Villafuerte, escritora
No me hallo: no me siento a gusto: no me acostumbro.
Impresión digital
8 x 10 cm
Fotografía de La Mujer Invisible Chiapaneca
Dice, por cierto, Nadia Villafuerte desde su natal Chiapas: Decimos: "No me hallo" para referirnos a cierto estado de descontento: "No me hallo" como decir "No me siento a gusto", "No me acostumbro". Pero la frase también alude a la invisibilidad femenina: es común que las indígenas tzotziles o tzeltales digan: "No me hallo" cuando migran a la Ciudad de México o a cualquier urbe para trabajar: se refieren a que "No se hallan" porque "No se acostumbran" a su nueva vida, pero también a que "No se hallan" porque pareciera que no existen ante los demás. Ignoro si la frase sea utilizada en otras regiones pero, de cualquier manera, "No me hallo" es prueba fehaciente de la invisibilidad. Mi nombre es Nadia Villafuerte y soy escritora.
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Friday, March 24, 2006
NO ESTOY AQUÍ, SON IMPRESIONES TUYAS
Atte. La Mujer Invisible
Sarah Pollack, poeta y traductora.
Con saludo incluido desde Austin
Impresión digital
8 x 10 cm
Fotografía: Oswaldo Zavala
--crg
Atte. La Mujer Invisible
Sarah Pollack, poeta y traductora.
Con saludo incluido desde Austin
Impresión digital
8 x 10 cm
Fotografía: Oswaldo Zavala
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Thursday, March 23, 2006
MIENTRAS DESAPARECÍA POCO A POCO, SUS MÁS PROFUNDAS REFLEXIONES SE HICIERON MÁS VISIBLES QUE NUNCA.
Atte. La Mujer Invisible
Carla Faesler, poeta
Invisible: descarnada
Impresión digital
8 x 10 cm
Fotografía de Laure Tiberghien
--crg
Atte. La Mujer Invisible
Carla Faesler, poeta
Invisible: descarnada
Impresión digital
8 x 10 cm
Fotografía de Laure Tiberghien
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Friday, March 17, 2006
SOY INSYLVISIBLE
Atte. La Mujer Invisible
Sylvia Aguilar, escritora
Yo escribo y tú no me ves
Impresión digital
8x10 cms.
Autora Totalmente Desconocida
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Atte. La Mujer Invisible
Sylvia Aguilar, escritora
Yo escribo y tú no me ves
Impresión digital
8x10 cms.
Autora Totalmente Desconocida
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Tuesday, March 14, 2006
CREES QUE NO ME VES PERO SE VE QUE ME ESTÁS VIENDO
Atte. La Mujer Invisible
Cristina Rivera-Garza, escritora
Lentes suspendidos y arete sobre sillón rojo.
Impresión digital,
8 x 10 cm
Fotografía de Yvonne Venegas, intervenida por Autora Completamente Pasajera
--crg
Atte. La Mujer Invisible
Cristina Rivera-Garza, escritora
Lentes suspendidos y arete sobre sillón rojo.
Impresión digital,
8 x 10 cm
Fotografía de Yvonne Venegas, intervenida por Autora Completamente Pasajera
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Wednesday, March 01, 2006
¿CÓMO LA VEN?
SOY LA HEROÍNA DE MI PROPIA PELÍCULA (QUE NADIE VE)
Atte.
La Mujer Invisible
Érase que se fue.
Y no se le vio más.
Por ahí se abrió una puerta, se escuchó un taconeo coquetón, el retrato familiar quedó manco, reventó la indignación o una carcajada. ¿Qué fue de la mujer invisible?
Las barbas, junto con todo lo demás, han desaparecido para dar paso a la estridente, palpable, clamorosa presencia de las que somos, estamos ahí, sin capturar los ojos.
Así, invitamos a todas las que se han buscado en casa y no se encontraron, las que se esfumaron para observar desde lo otro, las que creyeron escucharse pero no estuvieron seguras de haber estado, las que se llevaron a la fuerza y regresaron o no regresaron, las que quisieron ser Sue de los Cuatro Fantásticos para traspasar todos los muros, las que lograron subirse al jet de la Mujer Maravilla y salieron volando: La Inquietante (e Internacional) Semana de la Mujer Invisible se acerca.
Traduzcamos --como hacemos a diario--nuestra parte no visible. Hagámonos presentes con fotografías que no se verán, textos leídos desde quién sabe dónde, videos de sombras, todo aquello que quepa dentro de la miopía o de la bruma. Seamos redundantes. Traspasemos lo traspasable. Veamos ahí donde otros cierran los ojos (o ciegan los ojos sin necesidad de cerrarlos). Las propuestas para ir conformando la Inquietante (e Internacional) Semana del 2006 pueden enviarse a las siguientes direcciones:
criveragarza@gmail.com
cantodesal@gmail.com
Primer movimiento de aire: Aquellas que encuentren, o se hagan, una foto en la que crean que su invisibilidad puede ser vista, favor de enviarla (300 dpi de resolución) a amaranta.caballero@gmail.com.
¿Cómo la ven?
--crg
SOY LA HEROÍNA DE MI PROPIA PELÍCULA (QUE NADIE VE)
Atte.
La Mujer Invisible
Érase que se fue.
Y no se le vio más.
Por ahí se abrió una puerta, se escuchó un taconeo coquetón, el retrato familiar quedó manco, reventó la indignación o una carcajada. ¿Qué fue de la mujer invisible?
Las barbas, junto con todo lo demás, han desaparecido para dar paso a la estridente, palpable, clamorosa presencia de las que somos, estamos ahí, sin capturar los ojos.
Así, invitamos a todas las que se han buscado en casa y no se encontraron, las que se esfumaron para observar desde lo otro, las que creyeron escucharse pero no estuvieron seguras de haber estado, las que se llevaron a la fuerza y regresaron o no regresaron, las que quisieron ser Sue de los Cuatro Fantásticos para traspasar todos los muros, las que lograron subirse al jet de la Mujer Maravilla y salieron volando: La Inquietante (e Internacional) Semana de la Mujer Invisible se acerca.
Traduzcamos --como hacemos a diario--nuestra parte no visible. Hagámonos presentes con fotografías que no se verán, textos leídos desde quién sabe dónde, videos de sombras, todo aquello que quepa dentro de la miopía o de la bruma. Seamos redundantes. Traspasemos lo traspasable. Veamos ahí donde otros cierran los ojos (o ciegan los ojos sin necesidad de cerrarlos). Las propuestas para ir conformando la Inquietante (e Internacional) Semana del 2006 pueden enviarse a las siguientes direcciones:
criveragarza@gmail.com
cantodesal@gmail.com
Primer movimiento de aire: Aquellas que encuentren, o se hagan, una foto en la que crean que su invisibilidad puede ser vista, favor de enviarla (300 dpi de resolución) a amaranta.caballero@gmail.com.
¿Cómo la ven?
--crg
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