Tuesday, July 31, 2007

LA SEGUNDA LENGUA

[en La Mano Oblicua, columna de los martes en el periódico mexicano Milenio, sección de cultura]

[para Sara Poot-Herrera, en verano]

I: El número dos
Siempre me ha parecido mejor, por considerarlo más cómodo, el segundo lugar. También tiendo a creer que lo más importante, tanto en los libros como en la vida, suele ocurrir con pasmosa frecuencia en el penúltimo párrafo, capítulo, escena, piso. Entre el rimbombante inicio inaugural y la parca conclusión definitiva está, para el bien de todos, el número dos: la puerta de entrada para la postergación o el alargamiento o la interrupción o la duda. Acaso por eso, en lugar de la primera, prefiero hablar de (¿en? ¿para?) la segunda lengua. Hay un cierto aire de libertad a su alrededor. El olor a cosa abierta. Lo que subyuga.

II: Después
En sentido estricto, por supuesto, toda lengua es una segunda lengua. En sentido estricto, quiero decir, la lengua que nos acoge y nos arropa desde el seno materno es ya, de por sí, una lengua madrastra. Aún sabiéndolo, sin embargo, me gusta llamarla así: La Segunda Lengua. Hay un cierto sentido de extrañeza y otro de consecutiva falta de importancia que me hacen sentir bien respecto a ella. No es mi casa, ciertamente, ni otra casa. Se trata, en todo caso, de la intemperie. No es la encargada de mantener las apariencias (de lo original o lo primigenio o lo natural), sino la otra, la que nada más por el hecho de existir logra ponerlo todo (a lo original y lo primigenio y lo natural) en duda. La de la pregunta difícil y el acento raro. La que no se acopla y, por lo tanto, no domina. La que llegó después y, por haberlo hecho, anuncia que puede haber todavía más. No es la casa, decía, sino el camino que me acerca o me aleja, según suba o baje la loma, como ya lo anotaba Juan Preciado en su camino a Comala, a esa casa.

II: Malentender
Hay un eco dentro de la cabeza. Un ligero zumbido. Un estertor. A todo eso le llamé por años La Segunda Lengua. Ruido sucio. Un leve mareo que asemejaba una vital levitación. El nombre que le puse al velo que no me permitía ver las cosas claramente o que, bien mirado, me invitaba a ver las cosas de otra manera. Una distorsión, en efecto. Una alterada alteración. La inminencia de un malentendido, que es el otro nombre de la invención.

III: La otra manera
Suele pasar así: todo mundo habla una lengua alrededor de una mesa y, sin planearlo, sin pensarlo siquiera, aparece La Segunda. A veces es sólo el guiño diminuto de la palabra súbitamente intraducible y, en otras, el silencio en el que ocurre el puntual proceso de traducción. En algunas ocasiones es sólo un ligero tartamudeo y, todavía en más, el acento que sella lo que viene de lejos. Está ahí, me digo entonces, para recordarme que en toda circunstancia, aún en las felices, es importante hablar de otra manera. Está ahí para confirmarme que siempre soy, al menos, dos.

IV: Que no es lo mismo pero es igual
Alguna vez creí que sabía cuál era cuál. Viví por muchos años en el país de la Segunda Lengua y allá, cual debe, rodeada de nostalgia y alcanfor y una sesuda necesidad por La Gran Narrativa, surgió el mito de La Primera. Allá (que en este momento es Aquí, por cierto) llevaba mis asuntos terrestres en la Segunda y los divinos, que son los más íntimos, en la Primera. Cosa de simetría. Asunto de claridad. Y todo habría estado bien si no hubiera ocurrido la proverbial noche del proverbial día en que tuve el proverbial sueño en la Segunda Lengua. No recuerdo la anécdota onírica (aunque estoy casi segura de que había un tren en todo aquello) pero recuerdo, casi a la perfección, el súbito despertar. Entonces, me pregunté ¿La Segunda ya es La Primera? Hacía un sol terrible allá afuera. Y todo habría estado bien una vez más si no me hubiera mudado al país de la Primera donde la Segunda volvió, no sin reticencia, no sin ese relinchar que suele despertarme en las noches sin sueños, a su propio lugar. Excepto que, de acuerdo a las simetrías que tienen la desgracia o la virtud, según se les vea, de ser estructurales, empecé a llevar mis asuntos terrestres en la Primera, dejando, luego entonces, todo lo privado, que es, como ya lo dije, lo más cercano a un cierto concepto de lo sagrado, en manos de la Segunda. Cosa de divinidad. Desde entonces sólo hablo de amor en una lengua con la que no nací.

V: La Libertad de la Segunda Lengua
Con ella puedo maldecir a mis anchas, cortar oraciones donde se me da la gana, hacer declaraciones escandalosas, cambiar los puntos de lugar, prevaricar que es casi lo mismo que mentir, equivocarme con lujo de detalles, bajar la voz hasta que la voz llega al grado cero de sí misma, decirme y desdecirme con la misma solitaria convicción, dar un pésame, prometer lo imposible que acaso sólo sea otra forma de besar. Como si a mí y a La Primera nos atacara un súbito pudor cuando estamos cerca, hay cosas que no puedo ni siquiera concebir en su presencia. Como si hubiéramos vivido demasiado cosas juntas. Como si todo nos doliera. Pero con la Segunda puedo contar chistes pasados de tono, decir palabras de amor, desbaratar un secreto largamente guardado, despedirme, discurrir sobre política.

VI: Manifiesto popular
Independientemente del idioma en que aparezca, la escritura siempre se hace en La Segunda Lengua.


[en diálogo con la escritora peruana Patricia de Souza, cuyo texto sobre su segunda lengua puede ser visto aquí enseguida o en www.palincestos.blogspot.com]


ESCRIBIR PARA SOBREVIVIR
Patricia De Souza

Para hablar de mi relación con el idioma francés tengo que ir hacia atrás. Atrás. Primero es la llegada a la Gare de Austerlitz, la ausencia de signos reconocibles. El invierno, no comprender nada, no comunicar, estar silenciada durante meses, en medio de la confusión. Poco a poco empiezo a descifrar, como cuando era pequeña y una palabra se quedaba resonando hasta obtener un significado. Se trataba entonces de Significar, pero yo no sentía que significaba más que mi condición extranjera en París, a veces, hasta el punto de no reconocerme. Yo sé que deseo ser mirada, aceptada como parte de ese grupo humano. Poseer las palabras es la única forma en que puedo existir. Lo intuyo cuando voy de compras y pago la suma exacta para evitar preguntas. Es siempre invierno, es el Boulevard Saint Germain, llevo un abrigo rojo y un cinturón a la cadera, sobre una falda negra. Voy así cuando entro a una tienda y extiendo los billetes y me pierdo en el intercambio de palabras, todavía no sé descifrar...

Poco a poco ese silencio se va llenando de experiencias, aunque siento que pedaleo en la oscuridad. Las experiencias afectivas, la huella que termina produciendo una frase, una sintaxis, un contenido y acomoda el exterior con el interior. La escritura como la huella sensible de la experiencia en el lenguaje escrito. Tenía que aprender a hablar y escribir así como aprender a estar en otro país. Era otro nacimiento, otro alumbramiento que pondría a prueba mi capacidad de comunicar. Si en mi idioma había cosas que no me sentía en condiciones de decir (o confesar), en el francés empezaban a cobrar otro sentido, hablaban. Y sin embargo, mi relación con el idioma nunca ha sido fácil, ha sido más bien violenta, como lo es la experiencia del desarraigo. Posee todas las dificultades y conflictos que tuve que afrontar para entrar en posesión de mí misma: gritos, explosiones, injurias, transpiraciones, padecimientos, y, finalmente, goces... El idioma francés ha sido una lucha por poseerme, como aprender a caminar de nuevo y sin la ayuda de nadie. Plantar un árbol sólido, verlo crecer. Una noche de luna, yo empecé a entender lo que oía, sentir su música, su libertad, y adivinar otra vida. De ser una analfabeta pasaba a comprender que esa escritura emergía a la superficie. Y podía tocar sus contornos, moverme dentro de ella con facilidad. Era aprender a respirar con un pulmón artificial que se iría integrando a mi cuerpo. Porque aprender otro idioma no se trata solamente de comprender una realidad, sino de hacerla significante. Un idioma de la adultez, de la autonomía: aprender a pedalear sola en la oscuridad. Así como el castellano era el idioma de la niñez, también lo era del abandono, del desarraigo. El idioma de la otra orilla, en la que con un dedo, yo quería escribir sobre la arena una frase que me hiciera evocar el sueño de un idioma adámico, aquel que pudiera expresa la totalidad de la experiencia. Sí, yo me veo sentada en una terraza tratando de encontrar el lenguaje con el cual voy a intentar inscribir lo que me está pasando, cómo voy a tratar esa realidad imcompleta y transformarla en signos. Para sobrevivir. Hasta que se aprende a aceptar que el idioma no lo puede todo, a lo sumo, dar movimiento, poner la máquina de ficción andar, entrar en contacto con Eros. Comprendí que un idioma puede tener nuevos sentidos si se le deja respirar su experiencia, si se le deja estar vivo a través de la presencia de los demás. Por eso, también creo que aprendí a mantener un poco (solo un poco, porque siempre se trata de ejercer una cierta violencia sobre el idioma para arrancarle algún secreto) de silencio en el francés, aprender a dejar espacios en blanco. Lo indecible. No me olvido de que es un idioma que ha vivido los traumas de la guerra y que ha pasado por silencios terapéuticos (la crisis de géneros, en especial, la novela y el Nouveau roman). Sí, tal vez la inocencia con el idioma la perdí un poco con el francés, pero no fue para abandonar mi propio idioma como un fósil, sino para sacudir mi castellano de la retórica dominante. Una declaración de guerra. De ahí la escritura fragmentada, la escritura que se resiste al molde clásico, masculino, en el que yo había aprendido a escribir. Un día conversaba con Alain-Robbe Grillet sobre Marguerite Duras y me dijo algo que me gustó: si algo que tenemos que reconocerle a Duras, es el silencio de sus textos. Cerré los ojos. Yo quería hacer otra cosa con el idioma, ¿pero, qué? Creo que resistir a borrarme dentro de él, a que me pusieran una máscara y no un rostro. Yo necesitaba existir a través de mis textos como un verdadero trabajo de escritura, necesitaba hacer que el texto transpire su pathos, sus huellas. Sé que no he elegido el francés como segundo idioma, ha sido lo que se dice mi fatum, he aprendido a vivir con él y a recorrer-me en sus códigos, salir al mundo, estar en él. Es esa simetría entre la experiencia y el lenguaje, entre la sensación, nueva, sidérant (asombrosa), de llegar a París en invierno con 18 años y sentir el frío mordiéndome los riñones, es esa sensación de analfabeta, de no poder comunicar esa vulnerabilidad, la que puede haberme empujado a escribir en francés. Por eso un nuevo texto en este idioma se titula La disparition (La desaparición).

No sé si alguna vez tenga que elegir en qué idioma escribiré. Eso simplemente sucederá, como cuando vemos un rostro, un gesto, y nos conmovemos, o decimos: ¡qué acontecimiento, me gustas!Ambos registros me transmiten una humanidad. Un mundo. Y si pedaleo en la oscuridad, a ne plus en finir!, ya no me asusta, me atrae, me fascina.


--crg

Monday, July 30, 2007

PAPELES DE IDENTIFICACION

Desde Peru y desde Santa Barbara, Carmen Aniceto en La Inquietante (e Internacional) Semana de las Mujeres Traducidas.

!Y seguimos!

--crg

Thursday, July 26, 2007

Wednesday, July 25, 2007

THE LOTOS TREE OF THE UTMOST BORDER

11. rabb, The Lord. Sphere of Saturn. ya´
The first shpere is that of Saturn, connected with Saturday. It is the ascendant of princes and great men. It is the station of the bayt al-ma´mur and the Sidrat al-muntahá, the "Lotos tree of the utmost border". Abraham is located there. The bayt al-ma´mur is located exactly opposite the earthly Ka´ba. It has two gates, one in the east, the other one in the West. The eastern one is called Gate of the Appeareance of Lights, through which every day 18,000 angels enter. The western gate is the Gate of the Occultation of Lights through which these angels disappear, not to return till the day of resurrection. The Sidrat al-muntahá is also in this sphere; it is in symbolical language a tree whose leaves are like an elephant´s ear and whose fruits are like earthen vessels. The blessed eat its fruits by which dishonesty disappears from their breasts. On its leaves is written Subbúh quddús rabb al-malá´ik, "Most Glorified, Most Holy, the Lord of the angels." The works of mankind end here; that is why it is called the tree of the outmost limit. Beneath this tree is Gabriel´s abode. On this tree is written: "What no eye has seen and no ear has heard, and what did not come to any human being´s mind."

Arabic Mystical Alphabet, in Jed Rasula and Steve McCaffery, eds., Imagining Language. An Anthology, (Cambridge: MIT, 1998), 397.

--crg

Tuesday, July 24, 2007

EL FIN DEL FIN DE LA ESCRITURA/II

[en La Mano Oblicua, columna de los martes del periodico mexicano Milenio, seccion de cultura]

V: Escritura con fecha
Un post es el capítulo de ese libro infinito que se intitula blogspot. A diferencia de los capítulos de esos otros libros que responden al nombre de novela, los posts se presentan con hora y fecha de publicación. Algo tan aparentemente simple tiene, sin embargo, consecuencias de suyo interesantes. El post, como un horario de trabajo, indica la hora y la fecha de producción –evidenciando con eso que la escritura es un oficio (la académica en mí diría, sin asomo de resquemor, una disciplina) cuyo objetivo es producir lenguaje. Acumulando en retroceso (siempre el post más reciente es el primer post) los capítulos electrónicos muestran lo que la novela se niega a mostrar: que la escritura siempre está a punto de ser otra cosa. Me explico: la novela sólo se muestra cuando está completa, cosa que produce el efecto de naturalidad irremediable implícito en el así-iba-a-ser-desde-el-principio de toda teleología cautiva. El post, que tiene hora y fecha de publicación, permite correr la cortina y comprobar que el truco es un truco: 1) Nada iba a ser así desde el principio –que es la premisa de toda crítica del status quo, y 2) escribir es un oficio constante, un trabajo de producción.

VI: Corte
La escritura electrónica no descubrió ni el fragmento ni la brevedad, pero sí ha hecho uso tan constante y tan estratégico de ellos como para que se conviertan en sus señas de identidad. Estos dos elementos utilizados a la par han sido tan efectivos porque, por una parte, se atienen a la capacidad de atención, en disminución regular según dicen los expertos, de los internautas; y, por la otra, se mueven en la pantalla con los guiños que hasta hace poco eran de del exclusivo coto de la imagen. Yo añadiría que, en tanto escritura en alerta constante por el otro y lo otro, tanto el fragmento como la brevedad llevan fácilmente (o en una de ésas parten de ahí) a la interrupción que se manifiesta en el corte: el corte de la frase, el corte del discurso, el corte de la alocución que, interrumpida, constantemente interrumpida, es decir, aludida e interpelada, guarda la inminencia alterada del otro.

VII: El Blog Como Foro
Yo no soy de las que creen que el blogspot, por sí mismo, constituye una forma democrática de producción creativa. No creo, tampoco, que el blog sea un nuevo género literario de contenido implícita o explícitamente contestatario. Creo, de hecho, que el blog y sus comunidades han mostrado una increíble capacidad de réplica de los mejores y de los peores vicios de la producción literaria en papel—hay cosas buenísimas en las pantallas, y hay cosas también muy malas. Lo que me parece rescatable y, de hecho, perdurable, es la capacidad de la bitácora electrónica para incluir, si ésta en una posición política elegida por el autor electrónico, distintas voces, sobre todos las desiguales, en un mismo lugar y tiempo. El blog como foro. El blog como lo opuesto que se mira una y otra vez. Esto me ha resultado de suma utilidad sobre todo, he aquí la académica hablando de nueva cuenta, en mis clases. Utilizo el blog como herramienta de creación, por ejemplo, en una clase de escritura que imparto en el ITESM-Campus Toluca, la universidad donde trabajo. Al inicio del semestre, les cuento, abrimos un blog colectivo y, a lo largo de las semanas, vamos construyendo (o destruyendo según sea el caso) un texto a múltiples manos. Con la pantalla en el lugar donde antes iba el pizarrón, emprendemos la lectura colectiva de los textos y, así, da inicio la revisión. Los talleristas pueden subir textos desde sus hogares u oficinas durante toda la semana –conectándonos de esa manera un tanto obsesiva que es tan conocida, supongo, para los escritores.

VIII: Copyleft
¿A quién le pertenece el texto de la pantalla? ¿Quién se beneficia con el texto electrónico? ¿A dónde va a parar la plusvalía de esas palabras? Mi respuesta: si el blog gana un lector, ganamos todos.

IX: El Manifiesto Público
Hace no mucho subí una carta que, con motivo de los atroces acontecimientos que se habían llevado a cabo en Atenco, lugar muy cercano a la ciudad de México, redactó la escritora mexicana Paloma Villegas y que, con ayuda del correo electrónico, hicimos llegar a tantas personas como nos fue posible. El resultado: nos fue posible demasiado. La carta, que finalmente aparece firmada por mil personas (muchas más firmas fueron recolectadas), no sólo apareció en la prensa nacional sino que también puede ser vista en las bitácoras electrónicas de algunas de las firmantes. Los lectores de Praga, los de Madrid y los de Sao Paulo se enteraron así no sólo del suceso en cuestión, la violación sistemática de mujeres adoptada como estrategia por la policía nacional de México, sino también de las posiciones específicas que sostuvieron las firmantes.

En ese mismo mes pudieron verse en mi blog, por ejemplo, las fotografías que hombres y mujeres de todos lados habían ido enviando para participar en La Inquietante (e Internacional) Semana de las Mujeres Invisibles –un happening que se llevó a cabo en la Ciudad de México y que incluyó una reflexión multifacética acerca de las muchas maneras en que distintos individuos se relacionan con su propia invisibilidad, ya se la impuesta o la elegida. El evento, cuya convocatoria apreció en el blog a inicios de marzo, congregó el trabajo creativo y lúdico de instaladoras y filósofas, fotógrafas y poetas, candidatas a la presidencia de la república y académicas.

En resumen: todo esto no habría sido posible, o lo habría sido pero con mucho más esfuerzo y lentitud, sin el blog.

X: El fin del fin de la escritura
Recuerdo que en la transición hacia el nuevo milenio, además de los recurrentes y apocalípticos temores de que se acabe el mundo, cundió, sobre todo entre literatos, el miedo al fin de la escritura. Apantallados (dicho sea esto de manera literal) por el tamaño y el vigor de las pantallas de todo el mundo, no faltó quien decretara un luto temprano por el libro. Yo soy de los que creen que, de hecho, mucha de la tecnología de mayor acceso (el Chat, por ejemplo, el correo electrónico o los baratísimos mensajes de texto que mandamos por teléfono) apuntan a un fenómeno contrario: la total imposibilidad de un futuro sin escritura. Nuestra tarea, o al menos la tarea que concibo como mía, es producir ese lenguaje que no demerite los alcances de la tecnología.

--crg

Wednesday, July 18, 2007

(DOROTHY) PARKER ON (ISADORA) DUNCAN

Here was a great woman.
A magnificent, generous, gallant, reckless, fated fool of a woman.
There was never a place for her in the ranks of the terrible, slow army of the cautious.
She ran ahead, where there were no paths.

--crg

Tuesday, July 17, 2007

EL FIN DEL FIN DE LA ESCRITURA/ I

[en La Mano Oblicua, columna de los martes del periódico mexicano Milenio, sección de cultura]

Hace unos cuatro años, asistí a un encuentro de escritores latinoamericanos en Sevilla, España. Si mal no recuerdo, los organizadores nos invitaban a hablar de lo que para ese entonces constituía nuestro trabajo y nuestra visión de ese trabajo en el contexto de otros contemporáneos. Hace aproximadamente cuatro años, pues, escribí sobre mi bitácora electrónica y abordé el asunto de la escritura en el ciberespacio en tanto fenómeno de nuestros tiempos. Recuerdo que hubo quienes me preguntaron qué era una bitácora electrónica y quiénes predijeron, con súbito rencor, que eso no duraría más de cinco años.

Ahora, apenas cuatro años después, Casa de América, siempre atenta a los fenómenos de la cultura contemporánea, me invita a hablar exclusivamente del blogspot y de mi experiencia con la escritura electrónica. Nadie aquí, asumo, tendrá que preguntar qué es una bitácora electrónica y pocos creerán, también lo asumo, que a la ciberescritura le restan, según las cuentas del escandalizado aquel, un año de vida. ¿Empezamos a contar?

I. Los orígenes
De la misma manera en que sé algo de game cubes y game boys y play stations debido a la presencia de un niño de 8 años en mi vida, también así, debido a la cercanía de personas muy jóvenes, llegué al blog. Impartía por aquel entonces un taller de escritura creativa en el Centro Cultural Tijuana y acababa de llegar a la región una fiebre desconocida que todos llamaban el blogspot. Los talleristas que yo arengaba una vez a la semana a escribir en el papel y a sacarle copias al manuscrito empezaron, entonces, a insistir en que yo intentara, a mi vez, a escribir y publicar en la pantalla. Ellos ya lo hacían. Mi primera reacción, algo escandalizada a decir verdad, fue de un rotundo aunque suavemente expresado No. ¿Cómo iba perder mi tiempo de aquella manera? ¿cómo iba a publicar textos, como dirían los gringos, free of charge, por los que en cualquier otro lado pagaban? ¿pero no era aquello la más absoluta falta de seriedad? No tardaron mucho en lanzarme retos cada vez más específicos hasta que en una de las tradiciones fiestas y en condiciones que no viene al caso relatar, pedí acceso al ordenador de la anfitriona y abrí Words are de Very Eyes of Secrecy, mi primer blog, a eso de las 3 de la mañana. La historia es simple después: ya no pude parar.

Bienaventurado aquel que se junta con jóvenes porque de él o de ella será el cielo electrónico.

II. Todo cabe en un blog sabiéndolo acomodar
Si antes ya escribía sin parar, con el blogspot todo lo empecé a ver en forma de escritura. Los sucesos simples de la vida cotidiana que, de otra manera solían terminar en el olvido o la distracción, empezaron a encontrar su lugar en mi blog. Las ruminaciones más variadas. Los textos publicados en otros sitios. Las puntadas con las que a veces se adereza una buena charla. Los manifiestos públicos. Lo escuchado por ahí. Lo pensado por allá. Todo cabía en mi blog sabiéndolo acomodar. Esa flexibilidad del formato estuvo, habrá que decirlo, en los inicios mismos de la adicción.

III. Proliferación vs. oposición
El blogspot no sólo me permitió ver publicado el texto de manera inmediata y sin la intervención de jerarquía editorial alguna, sino que también, y acaso esto sea de mayor relevancia, me produjo, y esto de súbito, una conciencia mayor de mi propia labor como editora de mi trabajo. Más que saltarse una instancia de la escalinata editorial, la escritura electrónica, quiero decir, me condujo a contribuir a la misma a través de la explicitación de mis propios criterios. La crítica implícita contra la rigidez y elitismo que con frecuencia afecta al mundo editorial no consistía en una oposición ciega o patibularia sino otra, acaso más desconcertante para nuestros mundos unidimensionales, acaso más divertida, que era una estrategia de proliferación. El surgimiento de los muchos criterios incluye, como todo lo verdaderamente plural, aquello que me place y aquello que no, lo que de acuerdo con gustos propios o indoctrinamientos varios considero a veces de buena y a veces de mala calidad. En todo caso, lo verdaderamente importante para mí es que la escritura electrónica, especialmente el caso del blogspot, hizo evidente, o encarnó diría Gertrude Stein, lo que alguna vez Bajtín llamó heteroglossia: la construcción del foro que admite, porque los precisa para existir, discursos varios, incluso los contrarios.

IV. La escritura comunal
En el diccionario de los lugares comunes la definición del escritor se lee así: dícese de sensible hombre, de preferencia joven (y, si se puede, guapo) atormentado por irredenta musa, de preferencia inalcanzable, en contextos de la más acuciosa soledad. La definición dice, por supuesto, más cosas, pero aquí lo que me importa resaltar es la palabra soledad. Escribir, para el lugar común, consiste en escribir a solas. Se escribe, además, motivado por inspiraciones de corte divino o sagrado. Escribir eleva. El que escribe, en otras palabras, levita (y si se puede de levita, mejor). Todo esto lo ha echado por tierra la escritura electrónica. Dicho sea esto literalmente. El surgimiento veloz e irreversible de las muy distintas comunidades de escritores y lectores electrónicos puso en evidencia que escribir es sobre todo, para empezar y para acabar, un ejercicio comunal. Digo esto en el sentido más general en que usualmente se dice que el lenguaje donde nos volvemos yo es la más social de todas nuestras intimidades, sino también en el sentido más específico: se escribe con otro y para otro y en el contexto/pantalla de otro. Se escribe con urgencia, sin intermediario, todos los días. Se escribe en el estado de emergencia que, según Walter Benjamin, reencantará al mundo.

--crg

Monday, July 16, 2007

ANIVERSARIO

Mi guardiana de la suerte
sueña cercada de flor
que me salva de la muerte
con fortuna en el amor

(Rodríguez dixit)

--crg

Thursday, July 12, 2007

ACTIVIDADES BÁRBARAS


UNIVERSITY OF CALIFORNIA, SANTA BARBARA

COLOQUIO DE LITERATURA MEXICANA
LOCOS AMENOS (Y LOCAS A MAS)
EN DIÁLOGO CON NADIE ME VERA LLORAR
DE CRISTINA RIVERA GARZA

Sábado 14 de julio de 2007
G i b r a l t a r (S a n t a Y n e z)

Pabellón I: de 1.00 a 2:45 pm
Arturo Giráldez, University of the Pacific
“Razon e historia en Nadie me verá llorar

Marta Gallo, UCSB
Nadie me verá llorar: el devenir de unas lágrimas no derramadas”

Nicola Gavioli, UCSB
“Furnished Souls: Testimony and Art of Memory in Cristina Rivera Garza’s Nadie me verá llorar and Alda Merini’s poetic prose”

Miguel Zugasti, Universidad de Navarra
“Saludar al fracaso y platicar con él: sobre Nadie me verá llorar, de Cristina Rivera Garza”

Modera: Sandra Lorenzano, Universidad del Claustro de Sor Juana


Pabellón II: de 3:00 a 4:15 pm
Cheyla Samuelson, UCSB
“‘El esposo de la vainilla’: Joaquín Buitrago, representation and desire in Nadie me verá llorar”

Jorge Ruffinelli, Stanford University
“Ni a tontas ni a locas: Cristina Rivera Garza y su nuevo modo de narrar”

Sara Poot Herrera, UCSB
“‘Un refugio sin puertas’, el paraíso de Matilda Burgos”

Modera: Ricardo Maldonado, UNAM

Sala General: de 4:30 a 5:30 pm
Sandra Lorenzano, “El olor de la vainilla. Apuntes para un diálogo”
Cheyla Samuelson, “Líneas de fuga: el lenguaje implacable de Cristina Rivera Garza”
Jorge Ruffinelli, “De lo concreto a lo abstracto: un viaje sin regreso”
Cristina Rivera Garza por ella misma
Modera: Sara Poot Herrera
Servicios Generales (foro abierto entre el publico y Cristina Rivera Garza): 5:30 pm

http://www.uweb.ucsb.edu/~cheyla/nadie_me_vera_llorar.pdf

--crg

Wednesday, July 11, 2007

TARDES BARBARAS, DIAS BARBAROS, TODO BARBARO
















--crg
DE CAMINO A BERKELEY

Mi pasado que ya viene.

Cheyla Samuelson dixit.

--crg

Tuesday, July 10, 2007

LA ESPECIALISTA EN SOR JUANA

Baste ya de licores, mi bien, baste

Sara Poot-Herrera dixit

--crg
UNA CENTRIFUGA MARGINARIA

[en La Mano Oblicua, columna de los martes del periodico mexicano Milenio, seccion de cultura]

I Alguien a quien le interesa complicar las cosas

Era una pregunta en apariencia simple, lo sé. Pero apenas si se dejaron ver los términos “escrituras” y “márgenes” (se trataba, ya lo imaginaron, de una interrogante acerca de las escrituras que se practican en los márgenes) la pregunta se volvió una pregunta difícil. No es que yo sea por naturaleza alguien a quien le interese complicar las cosas, pero, por fortuna o desgraciadamente, a eso me dedico. Y, lo que es más, me gusta ese oficio.

Estaba, pues, el asunto, por ejemplo, del origen. El añejo y no por ello menos problemático enigma que se encierra en la pregunta ¿de dónde es uno? Porque el margen, se presume, debe iniciar en algún lado, y el lado, esto también se presume, cumple la función de destino. Luego, si es que hay un luego después de tamaño entresijo, surgió también la cuestión igualmente añeja e igualmente problemática que se cuela entre las palabras de la pregunta ¿dónde está uno cuando está donde está? Porque el margen, se presume, depende de la presencia tanto física como simbólica de uno, es decir, del punto en el espacio y el tiempo y el imaginario en que se lleva a cabo la práctica de la escritura que es, como todos saben, una práctica del no estar. Se trata, por supuesto, de un método basado en la interrupción y el titubeo. Se trata, como lo quería Kafka, de vacilar, claro está, pero de vacilar tan firmemente como nos sea dado o posible o soportable hacerlo. Cosa de vértigos, quiero decir. Materia de abismos.

Si este método trastabilleante es del todo efectivo, será muy posible que al final de esta lectura un enunciado como el siguiente: “Soy Cristina Rivera Garza, escritora nacida en Matamoros, Tamaulipas, México”, resulte una propuesta tan descabellada como realmente lo es.

II ¿Dónde estoy cuando estoy frente a la pantalla?: complicaciones sobre la distancia electrónica?

Una pregunta acerca del margen es una pregunta sobre el espacio –sobre la posición del sujeto en el espacio y sobre la apropiación que el sujeto hace del espacio. Se trata, en una primera instancia, de una pregunta terrestre. Cosa del estar. Cuestión de geopolítica. Por eso cuando la pregunta acerca del margen se relaciona con la escritura, una práctica del no-estar, la pregunta se convierte, lo repito una vez más, en una pregunta difícil.

Escribo, como muchos a inicios del siglo XXI, en una computadora. La posición es harto conocida: el teclado bajo los dedos, la pantalla frente a los ojos. La ubicación es, seguramente, un lugar con conexiones eléctricas –una ciudad, con toda probabilidad, o un sitio con esa aspiración. Y el sitio, terrenal a fin de cuentas, estará conectado por tradición o dominio a un estado-nación que, a su vez, jugará un papel, ya menor o ya mayor, en lo que alguna vez se llamara el gran concierto de las naciones. Lo que parecería obvio, de repente, no lo es: ¿dónde estoy cuando estoy frente a todo eso?

Las palabras que encarnan lo que sé y lo que creo que sé y, sobre todo, lo que no sé del mundo, aparecen ahí, en el todo-eso, dejando evidencia de los lugares donde no estoy y no estuve y no estaré —se trata, creo yo, de la ausencia radical del cuerpo al que se refería, entre tantos otros, Pizarnik al decir que la escritura hace la ausencia.

Esto que ya era posible con la mínima tecnología del lápiz se ha visto multiplicado con las máquinas contemporáneas —porque en la pantalla donde se encuentra la escritura también se esconde, y aparece a la llamada de una tecla, la ventana a través de la cual se chatea con un amigo de Florencia, el link en el que uno investiga el precio de un boleto hacia Singapur, las noticias sobre los mineros reprimidos en el sur del país. Debajo de todo eso, invisible también a los ojos, está la así anunciada como Zona Desconocida.

Para no dejar ir las cosas sin complicaciones muy necesarias, pienso en lo que decía Slavoj Zizek en “Ciberespacio o la insoportable cerrazón del ser”. Según el filósofo esloveno la realidad virtual cancela la distancia entre el vecino y el extranjero lejano. En tanto presencias espectrales en la pantalla, añade, tanto el vecino como el extranjero son iguales. Yo no lo sé de cierto pero sospecho que tal aserción se basa en una noción no-virtual de distancia, es decir, en una noción de distancia que todavía utiliza referentes geográficos y regionales.

Porque consideren, con toda seriedad, las siguientes situaciones:

a) Dos personas se comunican por Messenger. Después de intercambiar los saludos del caso, la conversación propiamente inicia con la pregunta “¿Desde dónde me escribes?”. Cuando el interlocutor se entristece con la respuesta “desde X (donde X es un país lejano)”, estamos, creo yo, frente a un ejemplo de la existencia elusiva pero no oximorónica de la distancia electrónica.

b) Dos personas caminan por un parque en aparente calma, entreteniendo una conversación civilizada. Luego, frente a un letrero que dice “Café Internet”, los dos se miran de reojo, que es como dicen que se miran los cómplices. Cuando ya frente a su computadora sonríen como maníacos ante la distorsión del rostro propio que ofrece la pantalla, estamos, creo yo, frente a otro ejemplo de la existencia paradójica pero no real de la distancia electrónica.

Todo esto para decir que, con toda seguridad, la blogósfera tiene centro y tiene margen, tiene distancia y tristeza. Tiene humanidad. Todo esto para complicar, por supuesto, las cosas.

III Complicaciones Marginarias

Los márgenes, quiero decir, se mueven. Más que un sitio específico se trata, creo yo, de un modo de deslizarse entre todas las cosas del mundo. Una manera, como la escritura, de no estar. Los libros que a mí me interesan, los que leo con avidez, los que me han invitado a tirarme de bruces ante abismos creados en el momento mismo del salto, usualmente se producen en esa zona sesgada, oscura, movible, que se llama, a veces, margen. El margen no es un destino, sino una vocación. Ahí donde el centrípeta se domeña ante el canon para respetar todas y cada una de las reglas establecidas, el centrifuga encuentra la manera de producir los márgenes que, a la orilla de la orilla, amplían nuestro sentido de lo real y de lo posible. Ahí donde el centrípeta cierra las puertas, escandalizado, la centrífuga abre las ventanas por donde entrarán las carcajadas de los pájaros vuelto estilo y la negación de ese estilo. Tengo la sospecha, luego entonces, que todo margen, si lo es, es sobre todo una complicación: el que complica implica al cómplice. Complicar también puede ser una manera de enzarzar al raro. Involucrar lo oscuro. Envolver el lío.

--crg

Saturday, July 07, 2007

LOS PILOTOS ENCENDIDOS

Unos mas, otros menos, pero. Los pilotos: encendidos. Cual debe. Faltaba menos!

El menu de La Femenista Elegante:

1. Martini con aceitunas rellenas de ajo (ya sabes).

2. Lauchcremesuppe mit Zuchini, Gorgonzola, Weisswein und Croutons.

3. Mock/turkey mit Rotkohl, klossen und Champignon-Rotweinsausse.

4. Gebackene Amarettobirnen mit Varilleeis und Mandelfullung.

5. Cognac.


--crg

Friday, July 06, 2007

SUÉÑAME VIENTO DEL SUR

El Pacífico a la derecha (algún defecto tenía que tener), las montañas a la izquierda (cual debe), la carretera enfrente (hipnótica ella). ¿A qué más? Rodríguez dixit.

--crg
LO QUE LE DIJE A LA ROCKA: Revista de rock independiente de Monterrey, Nuevo León

25 Instantáneas de Cristina Rivera Garza o Todo pasa, hasta la ciruela pasa / Héctor Alvarado Díaz

1) ¿Es necesaria la locura? Para ver algo en los ojos de otro. Para arrojarse de un trampolín. Para callar. Para construir subterráneos con manzanas enigmáticas. Para ver cómo pasa hasta la ciruela pasa (Liliana Felipe dixit).

2) ¿Te aíslas para escribir? Al contrario, me implico en el mundo para escribir.

3) ¿Hay que contar toda la verdad? El libro no expresa una convicción o una experiencia: el libro produce un mundo que no existía antes y no existirá después.

4) ¿Quisieras más tiempo? Y más vida. Y más aire. Y más.

5) ¿Eres fiel a tus influencias? Pues ellas nunca se han quejado de nada, aunque deberían.

6) ¿Jugarías ajedrez con el diablo con tal de seguir escribiendo? La última vez yo le gané.

7) ¿El escritor es un deformador? Cuyo apellido es De Todo Lo Que Acontece.

8) ¿Te cambiarías a un mundo donde hubiera sólo artistas? ¿Por qué habría yo de hacer algo tan siniestro?

9) ¿Eres de las que contemplas el agua o de las que te avientas sin pensarla? Lo que importa es que sé nadar (estuve en un equipo de natación de chica y hasta pasé a un nacional)

10) 5 libros definitivos en tu formación: Las olas de Virginia Woolf; Pedro Páramo, de Juan Rulfo; Ana Karenina, de Leon Tolstoi; El arrebato de Lol. V. Stein, de Marguerite Duras; Sangre devota de López Velarde.

11) ¿Necesitas vivir con un enigma? Siempre y cuando me avise cuando no va a llegar a casa por las noches.

12) ¿Le tienes miedo a la oscuridad? Me da más miedo la falta de oscuridad.

13) ¿Te ha desvelado una palabra, una frase, una imagen? Una coma, un punto y seguido, un adverbio, un párrafo, una conjunción, un paréntesis, unos puntos suspensivos. En realidad soy una madrugadora.

14) ¿De qué vives? Del aire, como todos.

15) Una palabra para las siguientes palabras:

Autocompasión: Tumba.
Mito: Tera.
Tormenta: Muchacha que toca a una puerta.
Cine: Jim Jarmush.
Árbitro: Nadie.

16) ¿Hay un trabajo ideal? Estar dentro de un salón, hablando de algo que a uno le interesa apasionadamente, frente a un grupo de personas que, con suerte, terminará interesándose por lo mismo. Soy optimista.

17) [Este silencio sí se ve].

18) ¿La memoria es fundamental o accesoria? La memoria es.

19) ¿Existen palabras femeninas? Y carnívoras y masculinas y lumíferas y sucias. La palabra es una contaminación de todo.

20) Especulativa: ¿Cómo ves el futuro de la novela? Seguirá siendo. Cambiará. Cuestionará. Abrirá.

21) ¿Internetfílica o fóbica? La dirección de mi blog es www.cristinariveragarza.blogspot.com

el nuevo proyecto en internet: www.semanamujerestraducidas.blogspot.com

22) ¿A qué época del pasado viajarías? Los años de la posrevolución, en México. Antes de que todo se volviera lo que se volvió.

23) ¿No hay libro sin algo rescatable? Todavía tengo mis dudas al respecto.

24) ¿Tuviste una infancia especial? Fui querida. Mucho.

25) ¿Te sientes parte de alguna tradición? Lo importante es saberlo bien y, luego, crear una distancia crítica de todas ellas (en plural) (y en minúsculas).

--crg
MAN´S NATURAL ALPHABET

ä: vastness, space, plane.
á: flatness.
b: brown, bulk, initial force.
c: soft, as s; hard as k.
ch, tch: a disgusting consistency.
d: (initial) determination, violence.
d: (final) solidity, end.
e: convergence, intensity, concentration.
h: ethereality, finennes of fibre.
t: ethereality, fineness of fibre.
g: (hard) hardness.
gl: hardness and polish.
gr: hardness and roughness, grit, grain.
í: thinness, slimness, fineness.
ï: inclination, directions.
k: fineness of light and sound.
l: polish, chill, liquidity.
m: monotony.
n: negation, contempt.
o: volume without fibre, pulp.
q: queer, questionable.
r: roughness, vibration.
s: moisture.
sh: wet confusion.
u: crudity, absurdity.
v, w, y: vehemence, general emphasis.
z: haze, dry confusion.
au: vaulting, curving upward.
ou: roundness, downward.
oi: coil--external.
ei: coil--internal.
ia: downward and away--flourish.

Benjamin Blood (1832-1919), "The Poetical Alphabet" in Jed Rasula and Steve McCaffery, Imagining Language. An Anthology, 415.

--crg

Thursday, July 05, 2007

THE PRESIDENT PROBABLY TALKS

The president probably talks to someone everyday

sometimes his lips are moving, but our volume´s too low

sometimes his voice is a tenth the volume of mine

sometimes his voice trembles inside my ten voices

sometimes his ten words devalue the currency

sometimes we promise

sometimes someone looks into someone´s eyes for truth

sometimes we think we see it

in someone´s ten coughs, tuberculosis is passed from cot to cot

sometimes ten walls separate me from two people making one decision

somewhere somehow ten women join ten women join ten women and march

my ten voices are still talking

somewhere in this city, ten meals in ten days is a boon

sometimes senators dine together

sometimes ten layoffs boom the business

sometimes we promise our poor

sometimies I feel like a holy-ten-voice-roller

in some sudden kiss, courage intensifies ten-fold

sometimes ten men join ten women join tens and tens and tens

sometimes someone somewhere somehow hears this

by Kaia Sand, in The Poetry Chains of Dominic Luxford. Ten Poets Pick Ten More and So On, one of the three volumes of McSweeney´s Three Boods Held Within by Magnets, issue 22. The chain in which Sand´s two poems appear starts with Michael Ondaatje goes then to Lisa Robertson, then to Caroline Bergvall, then to Rodrigo Toscano and then comes to a brief end with Kaia Sand.

--crg

Wednesday, July 04, 2007

LAS CARTAS DE LA MUJER VAMPIRO, LA VERÍDICA

Fue hace tiempo, es cierto. Hace tiempo, un miércoles 22 de junio del año 2005 para ser más exactos, escribí para ella, para responder a una de sus cartas, por ejemplo:

"Porque hay una casa en llamas en alguna esquina del encéfalo.
Porque en junio cunde la predicción y mi silla es de madera.

Porque llueve. Porque lloverá. Porque hoy llueve.

Porque los cinco dedos de mi mano izquierda tocan la orilla delgadísima del cielo. Y entonces, el cielo, que es una lengua pavorosa, deja caer del azar los otros cinco dedos.

Porque no sé hablar.

Porque la muda observa sin cesar el agua intranquila de la pecera.
Porque alguien se hunde bajo las mamparas de un texto.
Porque te conozco. Porque no te conozco.
Porque la sirena, que es una sirena que canta desde la ambulancia roja, anuncia tu llegada.

Porque no puedes salir.

Porque no te llamas Xian.
(Todo esto pienso cuando pienso en la melancolía que interrumpo, la imposibilidad que intercalo, la escritura que, intermitente, me lee)".

Es ahora. La escritura es ahora. Ella está de vuelta.

Todas sus cartas, ahora en blog gemelo a éste, al que se puede entrar por Mi Perfil o en Una relacion con la luz.

--crg

Tuesday, July 03, 2007

AQUÍ NADA ESTÁ EN PAZ

[en La Mano Oblicua, columna de los martes del periódico mexicano Milenio, sección de cultura]

[para Amaranta y Juan Francisco y Pepe y Tabea y Abraham y todos los integrantes de la Asociación Libre de Pilotos Encendidos de la Frontera Más Izquierda]

Los buenos libros se las arreglan para llegar en el momento justo, a la hora adecuada. No arriban antes de que estemos listos para su lectura, ni después, cuando todo es ya demasiado tarde. Los buenos libros se materializan en nuestras manos sólo cuando uno está en condiciones vivir con ellos, en su sangre. Cuando resultan del todo urgentes. Eso me pasó con Dictee, de la coreana-californiana Theresa Hak Kyung Cha. Me la habían recomendado mucho y muchas veces pero, aunque había estado a punto de la adquisición en varias ocasiones, la había evitado (sin razón aparente, como suelen ser esas cosas). Hace un par de días compré el libro en una de estas librerías privilegiadas de California y, aún entonces, estuve a punto de devolverlo porque el precio era mayor al anunciado en la etiqueta. Lo conservé nada más porque había una larga cola en el mostrador de servicio y hacía calor y tenía hambre. Cuando, horas después, lo abrí y me di cuenta que tenía entre mis manos un libro largamente recomendado todavía lo miré con curiosidad y precaución. Luego vi el mar por la ventana y, más tarde, vino el golpe. Y, de inmediato, las ideas para este texto.

Theresa Hak Kyung Cha nació en Corea y, luego, vivió en California, un estado con el que he desarrollado una profunda relación de encuentros y desencuentros, y que tiene, por eso, el poder de poner en duda todo lo que soy y lo que no soy. La lectura se ha llevado a cabo en un sitio, quiero decir, que es mi casa y mi centro. En ningún otro lugar podría haber leído Dictee, esta biografía dislocada e inquietante que mezcla cuatro voces distintas: esta zaga que viene de Corea y pasa por la imagen y se regresa en la oración entrecortada en dos o tres idiomas distintos y llega por fin al lugar del que se va. En ningún otro lugar todo esto habría tenido el ardiente sentido que, inequívocamente, tiene. Es el sitio de la huida y del regreso. El lugar de la inmigración y del enraizamiento. El paisaje como cerco.

Dijo alguna vez Carole Maso en la revista Spin que Dictee “amplía la noción de lo que es un libro… porque es efímero, frágil, fiero e indeleble, porque es subversivo, porque grita y es luminoso”. Pocas veces he estado más de acuerdo con la descripción de un objeto cultural. Lo que Cha dejó en Dictee (a Cha la mataron en una calle de Nueva York en 1982) es uno de esos pre-testamentos que están destinados a trascender (mejor: a entretener) al tiempo. Una biografía personalísima, sí, pero en cuatro registros: el de Yu Guan Soon, una revolucionaria coreana; el de Juana de Arco; el de Perséfone y Démeter; y el de su propia madre, Hyung Soon Huo. Se trata, claro está, del registro biográfico de un Yo Plural que vive intermitentemente entre fronteras que no ha elegido pero que la componen bien. Fragmentada como su lugar de nacimiento, es decir, fragmentada por obra y gracia y tragedia de la materia misma de su contenido y no por moda o facilismo posmoderno, Dictee se despliega morosa y tentativa y maravillosamente sobre la página. Aquí hay textos que parecen confesiones pero que no lo son; imágenes que parecen ilustrar procesos que no existieron; notas que son, efectivamente, notas al calce; interpretaciones diseminadas; fotos del recuerdo: poesía. Dividido en nueve partes, que corresponden a las nueve musas griegas, Cha se las ingenia para contar una experiencia vital que es a la vez propia y ajena desde puntos de vista no sólo lejanos sino también contradictorios, ficticios y verdaderos al mismo tiempo, vulnerables siempre.

Cha es una inmigrante, claro está, pero se niega a contar su historia (una historia que quiere contar) con las estrategias y los formatos de los relatos didácticos. Cha no quiere ser un modelo a seguir ni una voz representativa de nada. Ésta no es una historia feliz, sino una humana. Al contrario, haciendo corto circuito en cada oración, en cada párrafo, Cha pone en juego su experiencia y la experiencia ajena que, sin embargo, la ha formado, para enunciar un Yo siempre irresuelto, siempre vivo, desencajado. El Yo, parece decir Cha, es un virus. Aquí nada es normal, dice su escritura, aquí nada está en paz. Yo no pertenezco, dice en muchas voces, pero todo me pertenece, dice en otras. Utilizando la estrategia del collage, combinando texto e imagen, escritura y pre-escritura, Cha juega con la forma documental que, en el último momento, niega al referente, fundándolo.

La pregunta fundamental es una pregunta sobre la memoria: dónde se hace, cómo nos conjuga, en qué momento se evapora. Y cuando se trata, como en esta caso, como en todo verdadero caso, de una memoria traumática, ¿quién es la voz que recuerda? ¿cómo se atreve? ¿para qué? Cha increpa al poder, al poder militar y al poder del lenguaje, el poder de quien firma la historia y el poder de quien, titubeo en garganta o mano en arma, lo cuestiona. “Empieza en la siguiente línea”, escribe. “Podría haber sido. Quise verlo./ Podría haber sido. Me hubiera gustado verlo/ pasar me hubiera gustado verlo pasar antes. Todo./ Inesperado y ahí/ en todos lados. Cada parte. Todas las partes. Una/ por una sin perder ninguna. Nada./ Olvidando nada./ Dejando fuera nada./ Pero pretende/ ve a la siguiente línea/ resucítalo una vez más.”

Salido a la luz apenas unos días antes de su trágico deceso, Dictee se mantiene fresco así: colindante, atrabancado, irresuelto.

--crg

Monday, July 02, 2007

SUÉÑAME PUES CATACLISMO

El Pacífico a la izquierda (cual debe), las montañas a la derecha (algún defecto tenían que tener), una carretera interminable enfrente. ¿A qué más? Rodríguez dixit.

--crg